¿Para qué un «Día del hombre»?

#Opinion

Foto, archivo personal.

Antes que comenzar quiero aclarar que este escrito no está animado por ningún sentimiento de revanchismo, rabia o envidia. Es más bien la respuesta a una pregunta sencilla, ¿De dónde viene esta celebración? Y tras esta pregunta está también el deseo de saber ¿Para qué sirve o puede servir esta celebración? Cuando se habla del día de los derechos de las mujeres, los orígenes y motivos de la conmemoración son claros, y hacen referencia a la lucha de los colectivos de mujeres por no olvidar la lucha que ha costado la obtención de numerosos derechos [estudiar, votar, trabajar, elegir pareja, divorciarse, tener o no hijos, etc] y para mantener la exigencia de eliminar violencias aún vigentes [femicidios, violaciones, discriminación en el trabajo, acoso callejero, etc]. No obstante, pensar en el «día del hombre» al menos para mí, antes de decidir escribir este texto, no tenía motivación más allá de pensar en una correspondencia con el «dia de la mujer» entendido como celebración de la feminidad de las mujeres [lo que de hecho no constituye el centro de la conmemoración oficial]. ¿Es el día del hombre una respuesta a la distorsión de una celebración? ¿Sirve entonces para felicitar a los hombres por el hecho de serlo, de ser… tiernos, atentos, trabajadores? Si es así, quienes cuestionan a las feministas por no preocuparse por la suerte de los hombres no deberían quejarse, puesto que el objeto de esta celebración es tan ligero como el del «día de la mujer», a secas. Si no es así, ¿Entonces qué conmemora?

Haciendo una revisión rápida de la historia de esta fecha, se encuentra que en realidad no está sujeta a lucha alguna. Fue de hecho la idea de un profesor universitario Thomas Oaster, director del Centro de Estudios Masculinos de la Universidad de Missouri-Kansas, en Estados Unidos, el 19 de noviembre de 1992. La intención era simplemente que existiera. De hecho, se instituyó como fecha relevante porque Ingeborg Breines, directora del programa Mujeres y Cultura de Paz de UNESCO por esas fechas, apoyó la iniciativa de elegir un día internacional para el varón, ya que la consideró «una excelente idea que proporcionará un poco de equilibrio entre ambos sexos» [1]. Se sugirió instituirla para incluir las temáticas de la equidad y la salud masculina en la agenda internacional; sin embargo, como lo habrán notado, no hay consenso sobre la fecha [en muchos países, sobre todo católicos, se celebra el 19 de marzo, día de la fiesta católica de San José], y tampoco existe un reconocimiento oficial por parte de la ONU ni de otras entidades oficiales, debido en parte, en mi opinión, a que carece de contenido concreto, a diferencia de fechas como el día de los derechos de las mujeres, del día de los derechos de los niños y niñas, el día de la Tierra o el día de la lucha contra la discriminación racial. De hecho, en algunas fuentes se asegura que más que Oaster, fue Jerome Teelucksingh profesor de la Universidad de las Indias Occidentales de Trinidad y Tobago, quien logró el reconocimiento del 19 de noviembre, luego de un considerable esfuerzo de difusión, porque coincide con el aniversario de su padre. Cierto es que este día, de acuerdo con Teelucksingh no busca competir en importancia con el día de los derechos de las mujeres, sino proponer modelos positivos para los hombres y llamar la atención sobre su salud. Desafortunadamente las discrepancias en las fechas y la carga religiosa de la fecha 19 de marzo, así como la ausencia de conciencia sobre su verdadero objetivo, no contribuyen a su unificación, reconocimiento oficial y logros concretos.

Es curioso que una gran mayoría de los críticos de los movimientos feministas suelan acusarlas de no apoyar «las causas masculinas» como la abolición del servicio militar obligatorio o la disminución de la violencia social. No obstante, ni el 19 de noviembre y menos aún el 19 de marzo se observan manifestaciones o actividades divulgadas por hombres para llamar la atención sobre estas problemáticas. Quedan restringidas a los círculos de organizaciones de ayuda para hombres, o reducidas a una celebración inane en la que se felicita a los hombres por cualidades que deberían tener siempre [amable, trabajador, tierno, etc], o más desenfocado aún, para emular el modelo masculino de una figura religiosa [José, el padre de Jesús de Nazareth]. De hecho, en los países en donde la celebración del día del hombre coincide con el día del padre [por la razón religiosa mencionada], se desdibuja aún más lo que pueda tener de reivindicativo, quedando solo como una fecha más del calendario celebratorio del capitalismo. En otros casos, esos críticos preguntan, de forma totalmente ridícula ¿Y no hay un día para los hombres?, ignorando por completo la existencia de esta celebración que, si bien tiene un origen arbitrario, puede ser bien aprovechada para atraer la atención sobre temas urgentes como los suicidios, los homicidios como resultados de guerras o violencia social, la carga masculina de la violencia o el servicio militar obligatorio entre otros.

Pues bien, yo como feminista hago una reivindicación del día de los derechos del hombre [como se hace para las mujeres], llamando la atención sobre algunos puntos esenciales justamente de los derechos vulnerados a muchos hombres.. paradójicamente en su mayoría, por otros hombres.

Tienen razón quienes insisten que los hombres son víctimas más numerosas de muertes violentas que las mujeres. Lo que estos críticos no comprenden, que es esencial desde un punto analítico, son las diferencias conceptuales entre los tipos de violencia de los cuales son víctimas tanto hombres como mujeres, y que los llevan a morir [en mi entrada de blog «¿Por qué de los derechos y por qué solo de las mujeres? Dia internacional de los derechos de las mujeres. Una extensa reflexión para comprender.» puede leerse un análisis de esta diferencia]. En el caso de los hombres y acudiendo a los datos del Instituto Nacional de Medicina Legal [2], en Colombia, en el año 2019, de las 11.880 personas reportadas como víctimas de muerte violenta, 10.874 corresponden a hombres, más del 90% como puede verse. Y al examinar las circunstancias de la muerte, los datos son escalofriantes: los datos más relevantes indican que 1.564 son víctimas de violencia interpersonal, 722 de ajustes de cuentas, 812 de riñas, 120 de violencia intrafamiliar, 394 de violencia sociopolítica. No obstante, sobre 7.482 casos no se tiene información. ¿No se debería exigir, en el día de los derechos del hombre, saber qué sucede con esos 7.482 hombres que no se sabe cómo ni quién los mató? Las mujeres generalmente exigimos en nuestras manifestaciones que se aclaren estos hechos. Y claro, la justicia debería funcionar para todas las víctimas, lo cual también se exige por ejemplo en el caso de los falsos positivos y de los líderes sociales. ¿Por qué no hacen los hombres lo propio con sus congéneres? ¿En realidad esperan que sean sólo las feministas las que carguen con el peso de pedir justicia para todos y todas?

En Colombia 2.104 hombres se suicidaron en el año 2019, mientras que lo hicieron 539 mujeres. A nivel mundial, la OMS señala que casi tres veces más hombres que mujeres mueren por esta razón, principalmente en países desarrollados. Y la tragedia es mucho peor cuando se observa que la taza de suicidios es más alta entre los hombres jóvenes [de 15 a 59 años] y solteros [981]. Pero llama aún más la atención que dentro de los motivos destacados siempre según Medicina Legal, se encuentren entre los principales: desamor [132], económicas [147], conflictos con la pareja o expareja [221], enfermedad física o mental y, escalofriantemente, en 1.107 casos, la mitad, no se tiene información. No se sabe por qué se quitaron la vida. ¿No sería un motivo de reivindicación para los hombres luchar contra aquello que los lleva a quitarse la vida sin que se sepa ni siquiera por qué? Esto no sorprende. Según varios artículos de prensa [3], en Colombia se posee muy poca información sobre el suicidio en general y el suicidio masculino en particular. En un país cuyos ciudadanos se manifiestan en su mayoría como profundamente católicos, es un tabú hablar del suicidio; no solo porque existan numerosos mitos en torno a esta situación [acto de cobardía, forma de llamar la atención, pecado mortal], sino porque el marco cultural igualmente muy machista, desincentiva la búsqueda de ayuda profesional [eso es de mujeres, los machos son resistentes, etc] sino que además mantiene que los hombres toman decisiones sin dudar. Quizá por ello se explique que no se sepa en un altísimo número de casos, las razones de esta fatal determinación. ¿No se debería reivindicar una educación para nuevas masculinidades que no teman expresar sus sentimientos, ir a terapia y dejar de ver las salidas violentas como una solución? Curiosamente, son muchos hombres los que se oponen a esta tendencia, por considerar que desmonta los principios de lo que es «ser un hombre». Mientras, miles de hombres jóvenes siguen quitándose la vida.

Captura de los datos encontrados en la página de Medicina Legal. Descripción de la razón del suicidio.

Siendo la mayor cantidad de la población económicamente activa, los hombres se ven expuestos a formas de explotación y violencia económica que efectivamente, en muchos casos los lleva al suicidio. Deben enfrentar y asumir el rol socialmente impuesto de «proveedor» de la familia, y encontrar un trabajo, en un país que no ofrece condiciones mínimas para un trabajo digno. Son los hombres los que se encuentran presionados por responder por las necesidades de una familia que en muchos casos no desean tener [por ello se presenta una enorme cantidad de casos de abandono paternal] o por demostrar que no han «fracasado en la vida». Muchos caen en la delincuencia, sea por la falta de oportunidades, sea por el entorno en el que crecen, en medio de la pobreza pero también de la cultura de la plata fácil y rápida con el fin de responder al modelo exigido de «hombre exitoso con mucha plata y muchas mujeres«. Las mujeres tienen que pertenecerles para, como señala Rita Segato, demostrar a los hombres de su entorno y a todos los hombres en general, que son capaces de atraerlas [4]. De lo contrario se llenan de resentimiento y terminan culpando a las mujeres por ello, ante su incapacidad para enfrentar el fracaso. Esto mismo es análogo en el caso de no poder salir de problemas económicos. ¿Por qué no se usa el día de los derechos del hombre para recordar que sostener a una familia requiere de un trabajo digno y bien pago? ¿Por qué solo las feministas deben ser las que exijan estas condiciones?

Y como broche final de estos aspectos que acabo de mencionar, se encuentra el nivel educativo de los hombres principalmente afectados por estas problemáticas. Tanto las víctimas como los victimarios de crímenes violentos, quienes se suicidan en el silencio apabullante de las exigencias sociales y los que no pueden afrontar el fracaso ante el modelo dominante de hombre exitoso, son en su inmensa mayoría, hombres con niveles educativos básicos o secundarios. Los datos de Medicina Legal [5] indican que los hombres que no superan el bachillerato se ven más expuestos a las amenazas señaladas… pero no hay explicaciones claras sobre esto. Además de ser un tema tabú en Colombia, hay muy pocas investigaciones al respecto, y para terminar de imponer el silencio, la ideología mal llamada «libertaria» [y que personalmente prefiero llamar liberfascista] vierte toda la responsabilidad de los fracasos profesionales y laborales en los empleados, indicando que son ellos los que no se adaptan al sistema de mercado o no son «empleables». Esto es muy útil para ocultar la explotación laboral, la sobrecarga de trabajo, los salarios siempre en disminución y la constante inestabilidad laboral acarreada por la flexibilización neoliberal. ¿Por qué no hay colectivos de hombres exigiendo el acceso a mejores condiciones para educarse? ¿Por qué esperan que sean las feministas las que exijan un derecho que es apenas elemental, pero que afecta a tantos hombres?

Evidentemente existen muchos más aspectos relacionados con la situación de los hombres, tales como el acceso a la salud [tanto preventiva como curativa], la integración en actividades que implican el cuidado de los hijos, o los abusos sexuales que muchos sufrieron de niños, pero que son incapaces de confesar muchos años después. Y sin embargo, cuando las mujeres quieren manifestarse en la fecha consagrada para exigir sus derechos, miríadas de hombres se indignan porque no se les tiene en cuenta por morir más, o tener que asumir la carga económica. ¿Donde estuvieron el 19 de marzo? ¿Qué harán el 19 de noviembre para exigir sus derechos? ¿Esperar que sean las feministas las que hagan ese trabajo o tomarán la iniciativa para exigir por sí mismos a esos otros hombres que se encuentran en el poder y que no realizan cambios sustanciales, que mejoren las condiciones generales de vida para hombres?

Espero que se tome un poco más de conciencia de que no se trata de una «lucha de sexos» sino de una lucha conjunta por la mejora de las condiciones de vida de todos los seres humanos, solo que los rasgos característicos de cada grupo poblacional merecen un análisis más detallado. No sé, espero en todo caso que «El día del hombre» no se reduzca a recibir un pack de cervezas, una pizza o un paquete de juegos. Esta reflexión quedará como mi lista de argumentos para cuando otro hombre me interpele sobre por qué las feministas no dicen nada sobre el «dia del hombre», luego de preguntarse si él sabe cuando se conmemora, hace algo para mejorar la situación general de él y todos los demás hombres.

Itza Pedreros-Cherbonneau.

Referencias:

  1. International Man’s day. http://internationalmensday.co/caribbean-stream-99-00/ Link encontrado gracias a Weiback Machine
  2. Informe Forensis, 2019 https://www.medicinalegal.gov.co/cifras-estadisticas/forensis
  3. «Los hombres se suicidan más que las mujeres» Nota de prensa publicada en El Espectador. https://www.elespectador.com/noticias/bogota/los-hombres-se-suicidan-mas-que-las-mujeres/
  4. La violación es un acto de poder y de dominación. Entrevista a Rita Segato en La Vanguardia. http://www.lavanguardiadigital.com.ar/index.php/2017/04/14/rita-segato-la-violacion-es-un-acto-de-poder-y-de-dominacion/
  5. Informe Forensis, 2019 https://www.medicinalegal.gov.co/cifras-estadisticas/forensis

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