«No tengo con qué pagar, pero lo voy a pagar»*: Breve revisión del anarco-capitalismo distópico de Javier Milei.

«Los argentinos merecen nuestra solidaridad en la pesadilla que están a punto de vivir.«

Yanis Varoufakis

Una utopía, según la RAE, es una «Representación imaginativa de una sociedad futura de características favorecedoras del bien humano.» Una distopía, por el contrario, es la «Representación ficticia de una sociedad futura de características negativas causantes de la alienación humana» (1). La sociedad imaginada por los llamados «anarco» capitalistas, puede, de entrada, clasificarse como una de las dos, aunque en mi opinión es más adecuado considerarla una distopía, debido a los efectos negativos que pueden preverse a partir de los planteamientos que proponen. La discusión en torno a esta tendencia ideológica, que ha sido más bien marginal, se ha popularizado en los últimos días, después del triunfo electoral del señor Javier Milei en las elecciones presidenciales en Argentina.

¿Qué es el «anarco-capitalismo»? Es lo que intentaré abordar en este texto, añadiendo al final las principales críticas a esta ideología.

La discusión filosófica sobre la importancia de la libertad humana no es nueva. Sin embargo, los debates y, sobre todo, las transformaciones sociales que buscaban poner en práctica diferentes formas de ejercer la libertad se intensificaron después del Renacimiento (siglos XV y XVII) y la Ilustración (siglos XVIII y XIX). De entre la enorme cantidad de teorías filosóficas y políticas que intentan definir la libertad humana (2), citaré dos que son pertinentes para nuestro análisis, el anarquismo de vertiente europea, y el libertarismo de vertiente norteamericana. Sobre el anarquismo no me extenderé, simplemente recordaré que, bajo su acepción contemporánea, propone el desarrollo de una vida libre, sin la imposición de reglas u obligaciones, sin la intervención de entes reguladores, principalmente el Estado, pero no solamente (3). Este tipo de organización social no significa en ningún modo vivir en un caos, sino que recurre a la racionalidad, la conciencia, y la capacidad intelectual de cada persona, para establecer un modo de vida basado fundamentalmente en el principio de no agresión; el daño a los demás es el límite. Los principios de voluntarismo y horizontalidad se asocian igualmente al anarquismo, según la corriente de la que se hable en específico. Es importante tener en cuenta que, con el auge de la Revolución industrial, y ante las condiciones de miseria de los obreros, se desarrollaron corrientes anarquistas (conocidas como anarquismo histórico), que se oponían al sistema de producción capitalista por considerarlo una forma de opresión y, en consecuencia, de limitación de la libertad. Es por ello por lo que se asocia al anarquismo, generalmente con la izquierda política (4).

De otra parte, el libertarismo es una ideología política originada en las corrientes filosóficas inglesas del siglo XVIII, pero que realmente se desarrolló en Estados Unidos en la segunda mitad del siglo XX. Retoma principalmente la idea de la defensa de la libertad individual, basándose en el principio de «la propiedad de uno mismo» y de sus bienes. Para los «anarco» capitalistas, el derecho de propiedad es el único que puede, en la práctica, materializar el derecho individual. Es por ello, que la noción de libertad en el «anarco» capitalismo está asociada con la clásica fórmula del laissez faire (dejar hacer), y demás propuestas del liberalismo clásico: defensa de la libertad de propiedad y asociación, la reducción o la eliminación de impuestos y regulaciones, la desregulación del comercio interno y externo, y la privatización de gran parte de los servicios estatales. No obstante, se diferencia del liberalismo en lo que respecta al Estado: para los «anarco» capitalistas no representa más que una barrera al ejercicio de la libertad y, por lo tanto, proponen su eliminación total (5). De acuerdo con Edward Stringham, «El anarquismo de propiedad privada, también conocido como libertarismo anarquista, anarquismo individualista, y «anarco» capitalismo, es una filosofía política y un conjunto de argumentos económicos y jurídicos que sostiene que los mercados y los contratos deben proporcionar la ley y que el propio imperio de la ley solo puede ser entendido como una institución privada. Los anarquistas libertarios argumentan que, para controlar los abusos del gobierno, el Estado mismo debe ser sustituido por un orden social de auto-gobierno sobre la base de los contratos.»(6)

Fotocaptura de una cuenta pública en la red social Facebook.

El «anarco» capitalismo se expresa en un conjunto de principios que constituyen la base de su propuesta de organización social:

  • La propiedad privada: el «anarco» capitalismo se apoya en dos ideas, la primera, relativa a la propiedad sobre sí mismo (el propio cuerpo), y la segunda, sobre la llamada «propiedad original«. Esta última incluye «todos los lugares y bienes naturales que ocupe y que ponga en uso por medio de su cuerpo (a través del trabajo), con la única condición que nadie más haya ocupado los mismos lugares o usado los mismos bienes previamente (…), una vez que un bien ha sido apropiado por primera vez, —para usar la frase de John Locke — «mezclando con el bien el trabajo de uno» la propiedad sobre dichos lugares o bienes solo puede ser adquirida por medio de una transferencia voluntaria —contractual— de la propiedad de un previo a un futuro propietario», a través del sistema de mercado.
  • Principio de no agresión: Se define «la sociedad anarquista como una donde no hay posibilidad legal para la agresión coercitiva contra la persona o los bienes de cualquier persona (…) Se sigue entonces que cada persona posee justamente cualquier recurso, previamente sin dueño, de la que esta se apropie o que «mezcle con su trabajo». A partir de estos axiomas gemelos —propiedad sobre sí mismo y la apropiación originaria— se construye la justificación para el sistema entero de títulos de propiedad en una sociedad de libre mercado. Este sistema establece el derecho de cada persona a su propia persona, el derecho a donar, dar en herencia —y consecuentemente el derecho a heredar— y el derecho al intercambio contractual de títulos de propiedad» (7). En el «anarco» capitalismo, la libre empresa es la aplicación por excelencia del principio de no agresión.
  • Eliminación total del Estado: Los «anarco» capitalistas consideran a la institución estatal como la fuente de todos los males. De acuerdo con Murray Rothbard (8), el Estado ocasiona «la expropiación de la propiedad privada a través de los impuestos, la exclusión coercitiva de otros proveedores del servicio de defensa de su territorio, y todas las otras depredaciones y coacciones que se basan en estos dos focos de invasión de los derechos individuales»; además es fuente de corrupción, privilegio y agresión, apropiando estructuras sociales que para los «anarco» capitalistas son bienes como todos los demás, a saber: la seguridad, la justicia y la ley. Estos elementos, según esta ideología, pueden ser proveídos por un mercado competitivo de instituciones privadas. De acuerdo con Rothbard, la construcción e implementación de un Código legal libertario y mutuamente acordado, fundamentado en la soberanía individual y la no agresión, constituiría el principio de funcionamiento de las relaciones sociales (9). No obstante, otros «anarco» capitalistas más extremos, tales como David Friedman, consideran que «los sistemas de leyes se crearán [buscando] ganancia en el libre mercado» (10).

Aparte de lo ya mencionado, vale la pena mencionar otra vertiente del «anarco» capitalismo, denominada paleo-libertarismo, a la cual también adscribe el señor Milei. De acuerdo con Pablo Stefanoni, esta corriente ideológica consiste en un sincretismo entre los libertarios de derecha y los conservadores, «… el término “paleolibertario” (constituye) una forma específica de articulación entre libertarismo y valores conservadores e incluso autoritarios.» (11) Es por eso que se pueden encontrar entre los principios de esta corriente, ejemplos de oxímoron tales como «ser propietario de su cuerpo», y al mismo tiempo negar el derecho al aborto. 

En suma, este es el contenido ideológico al que ha adscrito el señor Milei. Abordaré ahora las principales críticas, explicando igualmente por qué el hecho de que este tipo de ideas tenga poder es preocupante.

Entre la utopía, la distopia, el cinismo y los discursos de odio.

Fotocaptura de una cuenta pública en la red social Facebook.

El «anarco» capitalismo, como hemos visto, comparte numerosos principios con otras corrientes libertarias, sobre las cuales se puede profundizar en la bibliografía sugerida (12). Al principio del texto, mencioné que esta ideología bien puede ser considerada una utopía o una distopía dependiendo del punto de vista que se asuma. Teniendo como marco el anarquismo y el principio de no agresión, el «anarco» capitalismo se permite imaginar una sociedad en donde las personas regulan sus acciones de forma no violenta, respetando la propiedad ajena, ganada como resultado de su trabajo en medio de una prosperidad inmensa, otorgada por la producción capitalista. Desde este punto de vista, en mi opinión, esta visión del mundo puede considerarse utópica. No obstante, debido al hecho de poner a la propiedad privada y al sistema de mercado liberalizado en el centro de la organización social y jurídica, ignorando la complejidad de las relaciones de poder en las sociedades modernas, el «anarco» capitalismo incurre en una simplificación irrealista de las dinámicas humanas, lo cual tendrá consecuencias muy serias en su aplicabilidad.

Efectivamente, uno de los más grandes vacíos de esta ideología es el señalado por Schwember, «El anarcocapitalismo hace abstracción de la necesidad y de los grados de voluntariedad [de decisión de hacer o no algo], porque, como decíamos, adopta tácitamente un supuesto utópico.» Ese supuesto, es el de un funcionamiento tan perfecto del capitalismo que las necesidades desaparecerán, colmadas por la abundancia de productos, y que el trabajo permitirá a todo el mundo de acceder a una propiedad privada. No obstante, el mundo real, en el que vivimos ahora mismo, no es ese mundo perfecto, y lo que en realidad puede suceder, es que las desigualdades se acentúen aún más. Es necesaria una fe totalmente ciega en la capacidad del capitalismo, (y del trabajo, idealizado como productor de riqueza y apropiación de bienes), para corregir esas desigualdades; de lo contrario, estaríamos ante una visión distópica del mundo en la que los que pueden, accederán a bienes y productos, los que no puedan (no solo por ser pobres, sino porque sean víctimas de lo que los franceses llaman «accidentes de la vida», tales como enfermedades o catástrofes), deberán aceptar acuerdos que pueden ser éticamente cuestionables (vender sus órganos, servir como esclavos u otros), o estar condenados a morir. Y los mismos libertarios lo expresan sin ninguna vergüenza (13).

Como puede verse, el «anarco» capitalismo es una ideología completamente despreocupada por las condiciones de desigualdad presentes. Tampoco se interesa en las causas o en la historia de esas desigualdades, es totalmente hostil a las ciencias que analizan ese tipo de fenómenos, niega totalmente la posibilidad que sean resultado de las dinámicas del capitalismo, y, de hecho, considera al libre mercado la fuente de todas las soluciones. Es más, es una ideología anticientífica, que apoya sus proposiciones en disquisiciones filosóficas con muy poco sustento empírico. Lo deja claro el señor Milei cuando afirma, sobre los estudios científicos que evidencian las consecuencias del cambio climático antropogénico, “Todas esas políticas que culpan al ser humano del cambio climático son falsas y lo único que buscan es recaudar fondos para financiar vagos socialistas que escriben papers de cuarta” (14) Los insultos contra las ciencias sociales son aún más acentuados, y no pienso reproducirlos aquí. Y no se trata de un odio gratuito: Para el «anarco» capitalismo es necesario despreciar las posturas científicas, dada su alta tendencia a la especulación, y la poca base material sobre la que se apoya.

Por otro lado, el giro «paleo», implicó un distanciamiento con respecto a los principios mismos en los que se originó el «anarco» capitalismo (que de ahora en adelante denominaré en este texto como paleo-libertarismo, la verdadera corriente ideológica a la que adhiere el señor Milei). La fuerte inclinación a la derecha que ha presentado esta corriente del libertarismo, la aleja bastante de muchos de los principios liberales e incluso libertarios propuestos por autores como Nozick, Mises e incluso Rand (15). Los paleo-libertarios rechazan numerosos postulados de una de sus escuelas madre: la escuela austriaca de economía. Y este hecho se debe a dos razones: 1) La escuela austriaca, igual que Nozick, reconoce la necesidad de un Estado mínimo que garantice entre otras cosas, el derecho público. 2) La inclinación conservadora de los paleo-libertarios los aleja de los principios radicales de libertad (y ateísmo), defendidos entre otras figuras, por Aynd Rand. De hecho, como explica Stefanoni, Rothbard, el fundador del paleo-libertarismo, fue discípulo y amigo de Rand antes de tomar la decisión de girarse hacia el conservadurismo, (aunque prefería ser llamado radical reaccionario). La postura de Rothbard esta enraizada en una profunda añoranza del pasado de Estados Unidos, concretamente antes de 1910, momento en el que el Estado estaba reducido, no había casi impuestos y los valores tradicionales dominaban. El término “paleo-libertario” define una forma específica de articulación entre libertarismo y valores conservadores e incluso autoritarios. Este sincretismo entre conservadurismo y adoración de la propiedad privada es un elemento esencial de la distopía paleo libertaria.

La proximidad de los libertarios con los conservadores parece ser una estrategia para lograr popularidad y adhesiones. El libertarismo, en todas sus variantes, siempre fue marginal e interesó poco a las masas, pero el paleo-libertarismo está resultando atractivo para segmentos cada vez más numerosos y más jóvenes de la población. Esta ideología es esencialmente populista, y ataca al Estado porque es el garante de la protección de derechos que se han ganado con luchas sociales (y que, a su juicio, afectan el ejercicio de la libertad individual y la propiedad). La alianza del paleo-libertarismo con varios movimientos conservadores y de derechas en Estados Unidos, ha multiplicado sus adeptos, que comparten no solo la defensa de la familia tradicional o creencias de carácter cristiano, sino también el rechazo hacia comunidades y minorías que han «ganado demasiados privilegios», a la luz de sus prejuicios discriminatorios. De hecho, para el fundador del paleo-libertarismo «la libertad tenderá a florecer más en una cultura burguesa y cristiana». (16) La alianza estratégica con la derecha clásica, será igualmente la única alternativa del señor Milei, que no cuenta con mayorías de su partido en el congreso.

Esto último resulta muy preocupante. Además de la reducción de las relaciones de justicia a una justicia correctiva, las utopías libertarias de derecha pretenden regresar a una forma de pasado idealizado o avanzar hacia futuros antiigualitarios. Los militantes de esa ideología «odian lo que ellos mismos llaman la “mentira igualitaria” -como hecho fáctico y como valor-, desprecian todo pensamiento “políticamente correcto”, comparten su incomodidad con la democracia e imaginan formas posdemocráticas. Y, (…) todos odian, por igual, a los ya mencionados “guerreros de la justicia social”, un término paraguas utilizado en los Estados Unidos para descalificar no solo la lucha por la justicia social en sentido estricto sino la defensa del feminismo, los derechos civiles y el multiculturalismo.» (17). No es raro entonces que alimenten discursos de odio como el racismo, la misoginia, la homofobia o la xenofobia. Como forma de discurso, es pasional y simplificador. En general considera a la ciencia como una «estrategia para engañar a los ciudadanos». El lenguaje agresivo y la recurrencia a la violencia no son gratuitos ni arbitrarios. Tienen la intención de apelar a valores de la derecha clásica en lo que respecta a la virilidad y la «defensa». Por lo mismo, el autoritarismo se convierte en un elemento no solo posible, sino necesario en su concepción del mundo. Por ello, a lo largo del texto, he colocado el término «anarco» entre comillas, porque en realidad, y de acuerdo con varios analistas, esta corriente ideológica está bastante lejos del anarquismo (18). Pero al mismo tiempo, se presenta a sí misma como una tendencia contestataria y «rebelde» frente al reconocimiento de esos derechos, materializando la ilusión de oposición de la derecha y los conservadores ante lo que consideran una “degradación de la sociedad”, en un odio desmedido contra lo que para ellos es la representación de todos los males: El Estado.

En suma, son una negación de todos los progresos que la humanidad ha realizado en materia de derechos.

Frente a este panorama, los movimientos de izquierda se contentan con calificar a los paleo-libertarios como «neoliberales». Parecen no darse cuenta de que la radicalidad y postura anti derechos de estas personas van más allá de lo que cualquier neoliberal llegó antes. Esta ideología, aliada con el conservadurismo más derechista y recalcitrante, no solo puede generar burlas. No puede ser que esa sea la máxima reacción de los movimientos progresistas y de izquierda. Esa tendencia representa un retroceso en el terreno de los derechos, difícilmente ganados, y es una amenaza para las democracias, ya de por si debilitadas por las reformas neoliberales de los años 80’s.

Esta situación debe ser tomada en serio, y debe ser afrontada con educación y eficiencia en las administraciones cuando la izquierda acceda al poder estatal. Una administración progresista deficiente, es el cultivo óptimo para el reforzamiento de lo que yo prefiero llamar fascismo de mercado.

Es muy seguro que los que no tienen con qué pagar, pagarán las reformas fascistas del señor Milei con sus lágrimas, comenzando por los recortes a la seguridad social (19).

Notas

*«¿Podría viajar sin el subsidio en el boleto?». Ante la consulta, la mujer sostuvo que sería «imposible». «¿Puedo preguntar a quién va a votar?». Entre risas, la mujer contestó: «A Milei, obviamente» «Estaría bien que no nos den el subsidio (…) Hay que seguir todo a su curso, porque estamos acostumbrados a vivir del Estado y no tiene que ser así (…) No tengo con qué pagar, pero lo voy a pagar». Las votantes de Javier Milei que desconcertaron a A24 y C5N (urgente24.com)

  1. Real Academia de la Lengua Española.
  2. Entre otras fuentes se puede leer En medio de la libertad de Erich Fromm, Sobre la Libertad de John Stuart Mill o el discurso sobre la servidumbre voluntaria de Etienne de la Boétie.
  3. Diccionario de teoría política, Norberto Bobbio, José Aricó, Nicola Matteucci, Gianfranco Pasquino, Martí Soler, Jorge Tula, 1983
  4. Contemporary political ideologies, Roger Eatwell, Anthony Wright, 2004.
  5. Las vicisitudes de la esperanza liberal: de la utopía minarquista a la distopía anarcocapitalista, Felipe Schwember Augier. En Estudios Públicos 154 (otoño 2019). En https://www.estudiospublicos.cl/index.php/cep/article/view/23/28
  6. Anarchy and the Law: The Political Economy of Choice, Edward Stringham. Transaction Publishers, 2007
  7. «What’s Wrong with Liberty Poll; or, How I Became a Libertarian», Murray Rothbard, 1988.
  8. Law, Property Rights, and Air Pollution, Murray Rothbard, 1982.
  9. «Ética rothbardiana», Hermann-Hoppe, Hans (2002). En Rothbardian Ethics (hanshoppe.com)
  10. La maquinaria de la libertad. ,Friedman, David, 2012
  11. ¿La rebeldia se volvió de derecha? Cómo el antiprogresismo y la anticorrección política están construyendo un nuevo sentido común (y por qué la izquierda deberia tomarlos en serio?), Pablo Stefanoni, disponible en 9789878010526.pdf (marcialpons.es)
  12. El libro de Stefanoni es excelente y bastante completo. El artículo de Felipe Schwember es sintético y está elaborado en un lenguaje accesible. Suguiero también el libro de Franz Hinkelammert «Totalitarismo de mercado» (de libre acceso en Internet), así como los artículos de Flavia Manoni «Tiempos violentos ¿neoliberalismo, neodarwinismo, anarcocapitalismo? una asociación ilícita» en TIEMPOS VIOLENTOS ¿NeoliberalismO, neodarwinismo, ANARCOCAPITALISMO? UNA ASOCIACIÓN ILICITA (fmagora.com) y Claudio Katz,  ¿Fascismo, populismo o ultraderecha?:y el renovado formato de la vieja derecha Latinoamericana. El artículo es accesible via Dialnet.
  13. Robert Nozick menciona en uno de sus textos la posibilidad incluso de venderse como esclavo, mientras el señor Milei promueve la venta de órganos e incluso de niños como una forma de emprendimiento https://elpais.com/argentina/2023-10-09/venta-de-organos-vagos-socialistas-y-ladrones-un-debate-opaco-con-destellos-de-incorreccion-politica.html
  14. La declaración del señor Milei puede leerse en este articulo de prensa, https://elpais.com/argentina/2023-11-30/un-negacionista-en-la-casa-rosada-la-llegada-de-milei-pone-en-riesgo-la-agenda-ambiental-de-argentina.html
  15. Ni los liberales defienden la libertad, ni los «anarcocapitalistas» son anarquistas. En Ni los liberales defienden la libertad, ni los «anarcocapitalistas» son anarquistas – EquipoCritica.org (jimdofree.com)
  16. ¿La rebeldia se volvió de derecha? Pablo Stefanoni.
  17. ¿La rebeldia se volvió de derecha? Pablo Stefanoni.
  18. De acuerdo con Katz, «Ese concepto es un contrasentido, puesto que reivindica un ideal de plena libertad, bajo un sistema que funciona con estrictas normas de regulación estatal.» Claudio Katz,  ¿Fascismo, populismo o ultraderecha?:y el renovado formato de la vieja derecha Latinoamericana.
  19. Las cinco ideas locas de Javier Milei para resolver los problemas de Argentina. Revista Alternatives Econmiques. En francés, suscripción necesaria https://www.alternatives-economiques.fr/cinq-idees-folles-de-javier-milei-resoudre-problemes-de-largent/00108917